Dando una vuelta y meditando.

Por fin se habían acabado las clases. Bueno, simplemente quedaba ir a recoger las notas, que sin duda alguna había aprobado todo, ya que si no fuera así, ahora mismo estaría en clase recuperando las asignaturas perdidas.

Estos últimos días había estado demasiado estresada, así que ¿que era mejor que dar un pequeño paseo por la orilla del lago? Era tan relajante para la pequeña chica... pero aún así estaba aburrida. Muchos de sus amigos de la escuela estaban ahora mismo recuperando asignaturas, así que se encontraba sola, medio perdida.

Los alrededores de aquella academia eran hermosos, parecían sacados realmente de un libro de fantasia o de aventuras. Y ella, ahí sin la vigilancia de nadie, si se le ofrecía una oportunidad no dudaría en investigar todos los escondrijos que se situaban por los exteriores de la academia, y por dentro de esta. Claro que era más interesante y bonito investigar por el exterior. Todo era más bonito. El lago no era de los más grandes de la zona, pero era realmente hermoso. Estaba rodeados de enormes árboles completamente verdes, y que daban una cantidad de sombra que hacía que el lago se viera realmente misterioso y mágico.

Así, sin más, se alisó el vestido y se sentó al lado de uno de los árboles más grandes que daban al lago, mientras observaba atentamente el agua del lago, y pensaba si se encontraba realmente algo mágico en él...

Cosas raras no paraban de ocurrir. No, "raras" no era la palabra adecuada, mas bien eran cosas maravillosas que no me estaba esperando, si, esa era la definición correcta, después de todo, al llegar a esta academia lo menos que esperaba era encontrarme con quien una vez fue mi hermano pequeño: Federick, bueno, desde que fue a América comenzó a llamarse "Alfred F. Jones", así que me estoy acostumbrando a llamarlo de esa manera.

No obstante, lo más raro no fue nuestro encuentro, sino que ahora, luego de dos semanas, seamos "pareja". Puede que siempre lo haya negado, pero de alguna forma, siempre sentía algo más por el que un simple amor fraternal, mas lo ocultaba porque pensaba que aquello estaba mal, que era erróneo. Ahora no puedo imaginarme una vida sin el, pero algo dentro de mi todavía teme que me abandone, aun quiero encontrar ese artefacto para evitar que se vaya a su país de origen, quiero cambiar nuestro pasado por uno mejor.

Bueno, ahora no tengo de nada de que preocuparme, o eso es lo que quiero creer. Incluso si tengo todas las materias aprobadas y con notas que muchos envidian, no puedo sentirme tranquilo, puede que sea por encontrar el artefacto, pero no quiero pensar en ello justo ahora. Así que decido ir al lago, es un lugar muy hermoso al cual mis hadas estarían encantadas de conocer, pero las mande con Alfred para que lo ayudaran con sus materias, digamos que no es el más brillante de todos.

Pero note que no estaba solo, note que una chica de cabellos marrones estaba sentada al lado de uno de los árboles, observando la belleza del lago. Podía notar que no era humana, todo su cuerpo irradiaba magia, obviamente es una forma de decir, pero algunos magos tenemos la habilidad de saber la raza de los individuos que habitan este planeta, algo así como un sexto sentido.

Cerré los ojos hasta el punto de casi dormirme. Al rato vi como alguien me miraba. Ciertamente, me intimidaba que la gente me mirará atentamente, y más si era un chico... Además, no me parecía recordar quien era aquel chico. Quizás lo vi alguna vez, pero creo que apenas habíamos hablado antes.

Ya que me estaba intimidando demasiado, me gustaría conocerlo... aunque no era buena en aquello de las presentaciones, para nada!

Andaba también algo mosqueada, porque uno de mis compañeros, al que yo pensaba que era mi amigo, aunque hacia poco que lo había conocido, me pidió un favor para recuperar una asignatura común... Me dio las gracias y tal, pero me ha parecido bastante interesado, ya que cuando venía para aquí lo he vuelto a ver y ni me ha saludado. Odiaba tanto aquello... ahora sería yo la chica que pasa de todos. Aunque Sakura se intentaba mentalizar de aquello, muy dentro de ella sabía que no sería capaz, aunque la hirieran constantemente...

Intentó quitarse esos pensamientos de su cabeza, y se centró en el chico que la seguía mirando atentamente. Al parecer también era mago, pero este era Alamnus, aunque eso ahora no le importaba para nada!

- Ey, ¿que miras, tengo monos en la cara?- dije intentando que tampoco sonara muy borde, sino que quería hacerle notar que la había intimidado.